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Colombia. En Putumayo no hay Covid-19, pero la violencia destruye vidas

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Liverman Rengifo es comunicador social y trabaja para la Red de Medios Comunitarios del Departamento del Putumayo, en Colombia. El tema del coronavirus ha ocultado la violencia que afecta esta región sur del país.

Manuel Cubías – Ciudad del Vaticano / Vaticannews.va

El departamento del Putumayo está situado al sur de Colombia y comparte frontera con Ecuador. La cercanía a este país, donde los contagios por Covid-19 ascienden a 9.468 contagiados con diagnósticos positivos y se reconocen 474 fallecimientos, pero esa cifra podría llegar a ser mayor si se suman los decesos por coronavirus como causa probable. En Colombia, el número de contagiados al día 19 de abril es de 3792 personas y han muerto 179. Entrevista a Liverman Rengifo.

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Situación sanitaria en el Putumayo

Liverman Rengifo afirma que tanto el gobierno nacional como el local han implementado una serie de medidas que restringen la movilidad humana, esto para evitar el contagio por el Covid-19: “el problema sanitario que se vive en el putumayo es igual que en el resto del país. Todas las personas y familias estamos en las casas. Por ser más rural, hay medidas especiales para hacer trabajos agrícolas. El comercio está paralizado”.  El comunicador social también puso en evidencia la situación de muchas familias que viven del trabajo diario, y que con la cuarentena no tienen ingresos económicos, por lo que no tienen alimentos para sobrevivir.

Medidas restrictivas

Rengifo señaló las diferentes restricciones que afectan a los habitantes del departamento: Primero, la restricción al transporte: “Hay restricciones en a la entrada de transporte con los municipios pequeños y con los departamentos, por ejemplo, con Nariño, Huila y últimamente hay restricciones con el vecino país del Ecuador por la cantidad de contagios que se han dado en ese país. Aquí todavía no hay contagios, por eso se han tomado todas estas medidas restrictivas”.

Limitaciones a la compra de alimentos: “Las compras se están realizando con el último dígito de la cédula y se le asigna dos días en la semana para poder realizarlas”. Insistió en que “La comunidad ha colaborado de manera significativa”.

En tercer lugar, algunas instituciones comerciales han instalado lavamanos en lugares públicos, para contribuir a la higiene, también “las autoridades están informando constantemente a la comunidad sobre cómo se está desarrollando la situación. Esto ha permitido una buena aceptación en la comunidad del departamento y en los municipios”.

El trabajo de la Iglesia

Según Rengifo, el trabajo de la Iglesia se ha visto limitado por la situación, sin embargo, “La iglesia católica ha estado motivando y dando una voz de esperanza, para evitar el pánico y de pronto caer en el pesimismo de que la vida se acaba”.  Añade que las eucaristías se están realizando y “están siendo transmitidas a través dela radio, lo que ha permitido tener comunicación entre el sector rural y el sector urbano. La Iglesia continúa trabajando en la evangelización en la ciudad y el campo”.

La violencia contra los líderes sociales

Liverman Rengifo llama la atención sobre el hecho de que el coronavirus no es la principal amenaza que se cierne sobre el Putumayo. Para él es más grave la violencia que quita la vida a los líderes sociales: “En la región hay otras problemáticas, por ejemplo, el aumento de las muertes de líderes sociales que han quedado invisibilizadas por el tema del coronavirus y la cuarentena. Desde que comenzó la cuarentena han sido asesinados 10 líderes en el departamento del Putumayo. De igual manera está el incumplimiento del gobierno al proceso de paz, principalmente con el tema de erradicación de cultivos ilícitos, y es aquí donde se ha dado la confrontación con la gente que erradicó los cultivos ilícitos y el gobierno hasta el día de hoy no ha entregado la ayuda que había prometido para quienes renunciaran a seguir con los cultivos ilícitos. También se ha dado la llegada de grupos armados a la zona, a disputarse la región y esto hace que se incremente la tensión y uno analizaría que por esto se dan las muertes de líderes.

Obispos Piden a narcotraficantes “cambiar sus vidas”

En un mensaje difundido ayer, con ocasión de la celebración de la Divina Misericordia y dirigido a la opinión pública, los obispos de Popayán, Pasto, Tumaco, Guapi, Ipiales y Tierradentro, de los departamentos de Cauca y Nariño, en el suroeste del país, hicieron un fuerte llamado a los narcotraficantes de estas regiones atormentadas por la violencia, para que detengan el “narcotráfico” en este momento de emergencia sanitaria causada por la pandemia de Covid – 19.

Los prelados, comprometidos como siempre a acompañar a las comunidades “en sus sufrimientos y esperanzas”, piden a los narcotraficantes “que se dejen tocar por la conciencia, que reciban este llamado a la misericordia”. Este es el momento propicio para “cambiar sus vidas” y, por lo tanto, “detener el tráfico de armas, detener los procesos de corrupción de las personas, las organizaciones sociales, las instituciones estatales, detener la deforestación y la contaminación del hogar común, detener todos los ataques a la vida de las personas y las comunidades”.

“No crean que el dinero y las armas les autorizan a destruir vidas humanas y a destruir el hogar común”, dicen los obispos, “promoviendo el cultivo, el proceso químico, el tráfico, el microtráfico, el consumo, dejando así un legado de muerte a las generaciones futuras”.

“La vida humana es bella – escriben los prelados -, es un don sagrado de Dios, aunque sea frágil y vulnerable; por esta razón, toda la inteligencia, la ciencia, la economía” y todos los medios disponibles deben dedicarse al desarrollo humano integral.

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