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Papa Francisco. Rito de Ordenación Episcopal: “Sean pastores cercanos al pueblo, a los presbíteros y a Dios”

Papa Francisco. Rito de Ordenación Episcopal: “Sean pastores cercanos al pueblo, a los presbíteros y a Dios”

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El Santo Padre presidió la tarde de este viernes, 4 de octubre, Fiesta litúrgica de San Francisco de Asís, la celebración Eucarística con el rito de Ordenación Episcopal, en la Basílica de San Pedro.

Ciudad del Vaticano

“Las tres cercanías del Obispo: la cercanía con Dios en la oración, la cercanía con los presbíteros en el colegio presbiteral y la cercanía con el pueblo. No se olviden que han sido tomados y elegidos de la grey. No se olviden de sus raíces, de quienes les han transmitido la fe, de quienes les han dado la identidad. No nieguen al pueblo de Dios”, lo dijo el Papa Francisco en su homilía en la Santa Misa con el rito de Ordenación Episcopal, que presidió la tarde de este viernes, 4 de octubre, Fiesta litúrgica de San Francisco de Asís, en la Basílica de San Pedro.

Llamados a una alta responsabilidad

Al conferir la Ordenación Episcopal al P. Michael Czerny, Subsecretario de la Sección Migrantes y Refugiados del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral; al P. Paolo Borgia, Nuncio Apostólico; al presbítero Antoine Camilleri, Nuncio Apostólico y al sacerdote Paolo Rudelli, del clero de la diócesis de Bérgamo, Italia, el Papa Francisco siguiendo la homilía ritual los invitó a reflexionar sobre la alta responsabilidad eclesial a la que están llamados estos hermanos nuestros. “Nuestro Señor Jesucristo enviado por el Padre para redimir a los hombres – precisó el Papa – envió a su vez a los doce apóstoles al mundo, para que fueran llenos del poder del Espíritu Santo para proclamar el Evangelio a todos los pueblos y reunirlos bajo un solo pastor, para santificarlos y conducirlos a la salvación”.

Jesús: Sumo Sacerdote para siempre

Para perpetuar este ministerio de generación en generación, los Doce reunieron a los colaboradores y, con la imposición de las manos, les transmitieron el don del Espíritu recibido de Cristo, que les confirió la plenitud del sacramento del Orden. Así, a través de la sucesión ininterrumpida de obispos en la tradición viva de la Iglesia, este ministerio primario ha sido preservado y la obra del Salvador continúa y se desarrolla hasta nuestros días. En el obispo rodeado de sus sacerdotes está presente en medio de ustedes el mismo Señor, sumo sacerdote para siempre.

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Cristo actúa en el ministerio del Obispo

Es Cristo, de hecho, quien en el ministerio del obispo continúa predicando el Evangelio de la salvación, es Cristo quien continúa santificando a los creyentes a través de los sacramentos de la fe. Es Cristo quien en la paternidad del obispo hace crecer su cuerpo, que es la Iglesia, con nuevos miembros. Es Cristo quien, con la sabiduría y la prudencia del obispo, guía al pueblo de Dios en la peregrinación terrena hacia la felicidad eterna. Por tanto, acojan con alegría y gratitud a estos hermanos nuestros, a los que los obispos asociamos hoy con la imposición de manos al Colegio Episcopal. 

Constituidos para el servicio

En cuanto a ustedes, queridísimos hermanos elegido por el Señor, han sido elegidos de entre los hombres y para los hombres, has sido constituidos no para ustedes mismos, sino para las cosas que conciernen a Dios. Porque “Episcopado” es el nombre de un servicio, no de un honor. Porque al obispo le compete más el servicio que la dominación, según el mandamiento del Maestro: “Quien sea el más grande entre ustedes que sea como el más pequeño. Y quien gobierna, que sea como el que sirve”.

La oración y el anuncio de la Palabra

Anuncien la Palabra en cada ocasión: oportuna y no oportuna. “Anuncien la verdadera Palabra, no de los discursos aburridos que nadie entiende. Anuncien la Palabra de Dios. Recuerden que según Pedro, en los Hechos de los Apóstoles, las dos principales tareas de los Obispo es: la oración y el anuncio de la Palabra. Después todo lo administrativo. Pero estos dos son las columnas. A través de la oración y la ofrenda de sacrificio por tu pueblo, saca de la plenitud de la santidad de Cristo la riqueza multiforme de la gracia divina.

Las tres cercanías del Obispo

En la Iglesia que te ha sido confiada, sé fiel guardián y dispensador de los misterios de Cristo, puestos por el Padre a la cabeza de su familia, sigue siempre el ejemplo del Buen Pastor, que conoce a sus ovejas, que las conoce y que no ha dudado en dar su vida por ellas. “Cercanía con el pueblo. Las tres cercanías del Obispo: la cercanía con Dios en la oración – este es el primer trabajo – la cercanía con los presbíteros en el colegio presbiteral, y la cercanía con el pueblo. No se olviden que han sido tomados y elegidos de la grey. No se olviden de sus raíces, de quienes les han transmitido la fe, de quienes les han dado la identidad. No nieguen al pueblo de Dios”.

Amen a los pobres e indefensos

Amen con el amor del padre y del hermano a todos aquellos que Dios te confía. Ante todo, sacerdotes y diáconos, vuestros colaboradores en el ministerio, pero también amen a los pobres, los indefensos y a todos los que necesitan acogida y ayuda. Exhorten a los fieles a cooperar en el compromiso apostólico y escúchalos de buena gana.

Colegialidad, la cuarta cercanía

Presten mucha atención a los que no pertenecen al único rebaño de Cristo, porque ellos también te han sido confiados a ti en el Señor. Recuerden que en la Iglesia católica, reunidos en el vínculo de la caridad, estás unidos al Colegio Episcopal – esta sería la cuarta cercanía – y deben llevar en ustedes la solicitud de todas las Iglesias, ayudando generosamente a los más necesitados. “Custodien este don que hoy reciben por la imposición de las manos de todos nosotros obispos”.

Maestros, sacerdotes y pastores

Y velen con amor sobre todo el rebaño, permanezcan despiertos, en el nombre del Padre, de quien deben dar imagen; en el nombre de Jesucristo, su Hijo, por quien han sido constituidos maestros, sacerdotes y pastores; y en el nombre del Espíritu Santo que da vida a la Iglesia y con su poder sostiene nuestra debilidad.

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