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Evangelio y Comentario de hoy: Viernes, 15 de Enero de 2021 ‘Hijo, tus pecados te son perdonados..’

Evangelio y Comentario de hoy: Viernes, 15 de Enero

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Evangelio y Comentario de hoy: Viernes, 15 de Enero de 2021
Evangelio y Comentario de hoy: Viernes, 15 de Enero de 2021

Lectura del santo evangelio según san Marcos (2,1-12):

CUANDO a los pocos días entró Jesús en Cafarnaún, se supo que estaba en casa.
Acudieron tantos que no quedaba sitio ni a la puerta. Y les proponía la palabra.
Y vinieron trayéndole un paralítico llevado entre cuatro y, como no podían presentárselo por el gentío, levantaron la techumbre encima de donde él estaba, abrieron un boquete y descolgaron la camilla donde yacía el paralítico. Viendo Jesús la fe que tenían, le dice al paralítico:
«Hijo, tus pecados te son perdonados».
Unos escribas, que estaban allí sentados, pensaban para sus adentros:
«¿Por qué habla éste así? Blasfema. ¿Quién puede perdonar pecados, sino sólo uno, Dios?».
Jesús se dio cuenta enseguida de lo que pensaban y les dijo:
«¿Por qué pensáis eso? ¿Qué es más fácil, decir al paralítico: “Tus pecados te son perdonados” o decir: “Levántate, coge la camilla y echa a andar”?
Pues, para que veáis que el Hijo del hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados -dice al paralítico-:
“Te digo: levántate, coge tu camilla y vete a tu casa”».
Se levantó, cogió inmediatamente la camilla y salió a la vista de todos. Se quedaron atónitos y daban gloria a Dios, diciendo:
«Nunca hemos visto una cosa igual».

Palabra del Señor

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Evangelio y Comentario de hoy: Viernes, 15 de Enero de 2021
Evangelio y Comentario de hoy: Viernes, 15 de Enero de 2021

Comentario al Evangelio

(Fuente www.ciudadredonda.org)Hoy la liturgia de la Palabra nos sitúa una vez más ante Jesús, sanador de las enfermedades y dolencias de los hombres y mujeres. Tres aspectos muy llamativos concentran nuestra atención al meditar sobre el relato del evangelio de hoy.

  • La enfermedad de la parálisis. Hay distintos tipos y causas de parálisis físicas. Su resultado es el mismo: la inmovilización. Las piernas no sostienen el peso del cuerpo; las articulaciones quedan inertes, cuelgan sin fuerzas; se pierde destreza al masticar o digerir… Un paralítico es una persona irremediablemente dependiente. Pero hay otra parálisis interior, consecuencia del pecado: cortar la relación con Dios, no amar ni servir a los hermanos, no reaccionar ante la Palabra de Dios, tener inmovilizada la lengua sin poder compartir ni consolar, …
  • La medicina de la fe solidaria. Los dos tipos de parálisis crean dependencia. También los paralíticos espirituales necesitan de alguien que, pacientemente, les conduzca a las fuentes de la salvación. La independencia acrecienta la inmovilidad. Solos no nos valemos por nosotros mismos. Difícilmente un pecador encuentra por sí mismo motivos y fuerzas para desbloquearse. Nadie se salva a sí mismo. Es la solidaridad de los amigos del paralítico, anota el evangelio, lo que lleva a Jesús a actuar “viendo la fe que tenían”. No dice: “viendo sus esfuerzos o su atrevimiento o su creatividad”. Junto con ayuda física, hay fe en el corazón de aquellos cuatro personajes anónimos. La fe siempre es solidaria. Va unida a la caridad. Si no, no es fe. Pero la fe tampoco se reduce a altruismo.
  • La rehabilitación integral. En la actuación de Jesús resalta un nexo entre parálisis y pecado. Antes de sanar la parálisis, Jesús le perdona los pecados para escándalo de los maestros de la ley. Hay una analogía entre las debilidades y enfermedades del cuerpo y las del espíritu, como un misterioso vínculo que los une. A nosotros no nos resulta tan sencillo reconocerlo, tal vez por tener una mirada fragmentaria de la persona humana. Pero si somos un poco observadores no es difícil ver que ciertos elementos corporales tienen una incidencia grande en el espíritu y viceversa: El enfermo deprimido; el obeso acomplejado; el tímido incapaz de articular palabra; el miedoso que no toma decisiones, el descreído sordo a la voz de la verdad; el rico egoísta…

Todos padecemos de algún tipo de parálisis. Todos podemos ayudar a otros que no se valen por sí mismos. Todos debemos dejarnos ayudar. Juntos hemos de acercarnos a Jesús, sanador, por los caminos que sean.

Vuestro hermano en la fe

Juan Carlos Martos cmf

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