Medjugorje. Testimonio: la fe recuperada después de un aborto
Testimonio de la fe
Abatida por el dolor causado por la pérdida del bebé que esperaba, Loretta no esperaba nada de esa peregrinación a Medjugorje. Se le acercó una desconocida y todo cambió.
He notado en mi rostro el beso de la Virgen. El diácono Don Emilio Cioffi explica esta experiencia.
Una mujer joven siente en su rostro el cálido beso de la Virgen en Medjugorje.
Una experiencia única, afirma el diácono Cioffi que va en peregrinación a Medjugorje desde hace 10 años y puede constatar cómo Medjugorje despierta las ganas de ser católico-cristiano. Es una convicción madurada después de convivir con las experiencias de los peregrinos que cada año del 8 al 14 de septiembre – fecha fija – se acercan a Medjugorje. “Las señales y los momentos vividos en aquella tierra de la ex-Yugoslavia son muchos – explica Don Cioffi – pero sobre todo es muy evidente en las familias que se recomponen y eligen reconciliarse con Dios.
También este año lo he visto en este lugar donde desde 1981 la Virgen Reina de La Paz se manifiesta. Es obvio que la Iglesia vigila y observa sus frutos y nosotros esperamos. Con 4 autocares llegué después de dos días de viaje a aquel lugar de paz. He hablado e intercambiado experiencias con muchos sacerdotes y diáconos. Se veían en los peregrinos las preocupaciones del viaje. Escépticos, dudosos, desilusionados y decepcionados de la vida, cada uno tenía algo que contar. Entre todos ellos una pareja que 3 meses antes había perdido un bebé en el sexto mes de embarazo. En estado de shock, no mostraban ningún interés por el viaje y no decían ni una palabra, ni sonreían, desilusionados de la vida, y su fe había desaparecido con la pérdida de su bebé.
Los acompañaba María, la mamá de Loretta. Loretta, deprimida y afligida junto a su marido, se esforzaba por no trasladar su estado al resto de peregrinos. Cuando yo les pregunté por su indiferencia, Loretta me respondió “Hago feliz a mi madre, para mí Dios no existe, no existe nada más que mi desesperación”.
El viaje, las conversaciones y la oración con los testimonios han hecho posible una pequeña esperanza en el vacío dejado por ese bebé que no llegó a nacer.
Un día en el Podbrdo (colina de las primeras apariciones) una mujer se acerca a la chica y le pregunta porqué llora y ella responde “ya no sale el sol, he perdido a mi hijo” . Ella, la mujer misteriosa, le dice “recemos juntas hasta que las nubes se aparten del sol”, y en este momento la chica nota un escalofrío por todo el cuerpo, levanta los ojos y se da cuenta de que un rayo de sol está acariciándole el rostro golpeado por el vacío del hijo perdido. Vio diferentes colores, mientras crecía una fuerte emoción y vio en el sol a una mujer bellísima que le sonreía. De sus ojos saltaron lágrimas de alegría como si de repente su cuerpo hubiera recobrado la vida. Otras personas también pudieron verlo y me lo explican; todo acaba cuando esta mujer misteriosa que hace de intermediaria entre la tierra y el cielo le dice “he oído una voz que me decía: ve y besa a aquella chica”. Después misteriosamente se alejó.
Cuando volvieron a casa, Loretta, Maria y Francesco, dieron su testimonio, pidiendo a todos que no desesperen nunca y que tengan confianza en Dios.
Fuente www.virgendemedjugorje.org